Blog Educativo de Nicauris: "Educar con Mente y Corazón"
El Rol del Psicólogo en la Sociedad.
El psicólogo ayuda a las personas a entender, manejar y mejorar sus pensamientos, emociones y conductas. Su trabajo busca promover el bienestar mental, prevenir problemas psicológicos y fortalecer las relaciones personales y sociales.
El psicólogo abarca diversas funciones, tales como:
- Acompañamiento Emocional: Es el apoyo que se brinda a una persona para que pueda expresar, entender y manejar sus emociones, ayudándola a sentirse escuchada, comprendida y contenida en momentos difíciles.
- Desarrollo Humano: Es el proceso por el cual las personas crecen y se desarrollan en diferentes aspectos (físico, emocional, intelectual, social y moral) a lo largo de su vida, alcanzando su máximo potencial como seres humanos.
- Salud Mental: Es el estado de bienestar en el que una persona puede afrontar el estrés normal de la vida, trabajar productivamente y contribuir a su comunidad, manteniendo un equilibrio emocional, psicológico y social.
- Resolución de Conflicto: Es el proceso de encontrar soluciones pacíficas a un problema o desacuerdo entre dos o más personas, buscando acuerdos que satisfagan a todas las partes involucradas.
- Educación y Orientación: Son procesos que ayudan a las personas a adquirir conocimientos, valores y habilidades, además de guiarlas para tomar decisiones adecuadas en su vida personal, académica o profesional.
¿Qué hace un psicólogo en nuestra sociedad?
El psicólogo es más que un profesional que atiende problemas mentales, el psicólogo juega un papel muy importante en nuestras vidas ya que se extiende en las escuelas, en las empresas, comunidades y hospitales. con un objetivo común: promover el bienestar integrar.
¿Por qué es importante?
Porque ayuda a las personas a comprender sus emociones, desarrollar habilidades sociales y construir una vida más saludable, impactando así positivamente en toda la sociedad. Ayuda a superar dificultades y relacionarse mejor con los demás. No solo trabaja con problemas graves, sino que también orienta, previene y apoya en la escuela, en el trabajo, en hospitales y en la comunidad. Gracias a su labor, se fortalecen tanto el bienestar individual como la convivencia social.
La Neuroeducación: Cómo Aprende el Cerebro.
¿Qué es la Neuroeducación?
La neuroeducación es una disciplina que integra conocimientos de la neurociencia, la psicología y la pedagogía para comprender cómo funciona el cerebro al aprender. Busca aplicar estos hallazgos al proceso educativo, de manera que los métodos de enseñanza estén basados en la forma natural en que el cerebro procesa, almacena y recupera la información.
En otras palabras, se puede decir que la neuroeducación es la ciencia que estudia cómo funciona nuestro cerebro cuando aprendemos, para que así podamos enseñar de una manera que se adapte mejor a cómo realmente procesamos y recordamos la información. En otras palabras, busca que la educación aproveche el modo natural en que nuestra mente aprende, haciendo el aprendizaje más efectivo y significativo.
Origen y desarrolloLa neuroeducación surge como una disciplina relativamente reciente, a partir de la integración de tres grandes campos del conocimiento: la neurociencia, la psicología y la educación. Su origen se remonta a finales del siglo XX, cuando los avances en neurociencia cognitiva, especialmente gracias a las técnicas de neuroimagen (como la resonancia magnética funcional), permitieron observar el cerebro en funcionamiento. Esto abrió la puerta a investigar cómo aprende el cerebro y qué procesos neuronales intervienen en el aprendizaje.
El término "neuroeducación" comenzó a popularizarse en la década de 1990, aunque sus bases ya venían gestándose desde estudios clásicos sobre el cerebro y el comportamiento humano. Un papel importante lo tuvieron los trabajos de investigadores como Howard Gardner, con su teoría de las inteligencias múltiples, y David A. Sousa, quien destacó la importancia de comprender el cerebro para enseñar mejor.
La neuroeducación surge como una disciplina relativamente reciente, a partir de la integración de tres grandes campos del conocimiento: la neurociencia, la psicología y la educación. Su origen se remonta a finales del siglo XX, cuando los avances en neurociencia cognitiva, especialmente gracias a las técnicas de neuroimagen (como la resonancia magnética funcional), permitieron observar el cerebro en funcionamiento. Esto abrió la puerta a investigar cómo aprende el cerebro y qué procesos neuronales intervienen en el aprendizaje.
El término "neuroeducación" comenzó a popularizarse en la década de 1990, aunque sus bases ya venían gestándose desde estudios clásicos sobre el cerebro y el comportamiento humano. Un papel importante lo tuvieron los trabajos de investigadores como Howard Gardner, con su teoría de las inteligencias múltiples, y David A. Sousa, quien destacó la importancia de comprender el cerebro para enseñar mejor.
Desarrollo
Durante las primeras décadas del siglo XXI, la neuroeducación se consolidó como un campo interdisciplinario que busca aplicar el conocimiento del cerebro al proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto incluyó el estudio de:
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La memoria y el olvido: cómo se consolidan los recuerdos y qué estrategias favorecen el aprendizaje duradero.
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La atención: su papel fundamental para el procesamiento de la información.
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Las emociones: que se ha demostrado influyen directamente en la motivación y el aprendizaje.
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Los estilos y ritmos de aprendizaje: entendiendo la plasticidad cerebral y cómo cada cerebro puede aprender de forma distinta.
Durante las primeras décadas del siglo XXI, la neuroeducación se consolidó como un campo interdisciplinario que busca aplicar el conocimiento del cerebro al proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto incluyó el estudio de:
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La memoria y el olvido: cómo se consolidan los recuerdos y qué estrategias favorecen el aprendizaje duradero.
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La atención: su papel fundamental para el procesamiento de la información.
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Las emociones: que se ha demostrado influyen directamente en la motivación y el aprendizaje.
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Los estilos y ritmos de aprendizaje: entendiendo la plasticidad cerebral y cómo cada cerebro puede aprender de forma distinta.
El cerebro es el órgano principal del sistema nervioso central. Es como el “centro de control” del cuerpo humano.
En palabras sencillas:
Es la parte del cuerpo que nos permite pensar, sentir, recordar, movernos y coordinar todas las funciones del organismo.
Algunas características importantes:
- Está formado por miles de millones de neuronas que se comunican entre sí.
- Controla actividades conscientes (hablar, movernos) e inconscientes (respirar, latido del corazón).
- También procesa emociones, toma decisiones y almacena recuerdos.
¿Cómo aprende el cerebro?
Al aprender, el cerebro forma nuevas conexiones neuronales (sinapsis) o fortalece las que ya existen. Cada vez que repetimos algo o nos enfrentamos a un reto, esas redes se refuerzan.
Este proceso es llamado neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a partir de la experiencia.
Algunos aspectos clave:
Atención: Es esencial. Sin atención, el cerebro no procesa ni codifica la información.
Emoción: Lo que nos emociona se recuerda mejor. La amígdala cerebral activa sistemas que potencian la memoria.
Repetición: Repetir de forma significativa fortalece las redes neuronales.
Sueño: Dormir consolida el aprendizaje; durante el sueño profundo se reorganizan y fijan los recuerdos.
Significado: Si algo tiene sentido o se conecta con conocimientos previos, el cerebro lo retiene mejor.
Diversidad e inclusión.
¿Qué es la diversidad?
La diversidad se refiere a todas las diferencias que existen entre las personas: cultura, idioma, religión, género, orientación sexual, edad, características físicas, formas de pensar o de aprender. Reconocer la diversidad significa entender que cada ser humano es único y valioso justamente por esas diferencias.
La diversidad se refiere a todas las diferencias que existen entre las personas: cultura, idioma, religión, género, orientación sexual, edad, características físicas, formas de pensar o de aprender. Reconocer la diversidad significa entender que cada ser humano es único y valioso justamente por esas diferencias.
¿Qué es la inclusión?
La inclusión es ir un paso más allá. No solo se trata de aceptar que somos diferentes, sino de garantizar que esas diferencias no sean un obstáculo para participar plenamente en la sociedad. Es crear espacios donde todas las personas tengan las mismas oportunidades, se sientan respetadas y puedan desarrollarse sin miedo a ser excluidas o discriminadas.
La inclusión es ir un paso más allá. No solo se trata de aceptar que somos diferentes, sino de garantizar que esas diferencias no sean un obstáculo para participar plenamente en la sociedad. Es crear espacios donde todas las personas tengan las mismas oportunidades, se sientan respetadas y puedan desarrollarse sin miedo a ser excluidas o discriminadas.
Diversidad e inclusión en la educación
En la escuela, estos conceptos son fundamentales. Una educación inclusiva no solo significa que los estudiantes con discapacidad o necesidades especiales estén en el aula común. También implica adaptar métodos, recursos y actitudes para que todos puedan aprender, participar y sentirse parte importante del grupo.
Por ejemplo:
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Usar diferentes estrategias para enseñar, considerando que algunos niños aprenden mejor con imágenes, otros escuchando, otros haciendo actividades prácticas.
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Ajustar el ritmo de la clase o el tipo de evaluación, según las necesidades.
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Promover el respeto y el compañerismo, evitando burlas o etiquetas.
¿Por qué es tan importante?
Porque una sociedad verdaderamente inclusiva empieza en la escuela. Si desde pequeños aprendemos a valorar las diferencias, a trabajar en equipo y a respetar a todos, creceremos siendo adultos más empáticos y solidarios. Además, cada persona tiene talentos que pueden aportar algo único. La inclusión permite que esas capacidades se desarrollen, beneficiando no solo al individuo, sino a toda la comunidad.
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